Como persona que acaba de descubrir que es PAS, necesitarás aprender a moldear algunas cuestiones internas y externas que estén en tus manos. Por ejemplo, la percepción y valoración que haces de tu propia sensibilidad, cómo la vives y cómo la gestionas, etc.
Sabemos que la investigación científica avanza para demostrar que la sensibilidad es un rasgo más de las personas. Como la mayoría de los otros rasgos humanos, está parcialmente determinada por factores genéticos. Aproximadamente el 50% de las diferencias en la sensibilidad entre las personas se pueden explicar por estos factores, mientras que el 50% restante se explica por influencias ambientales.
Esta evidencia científica se convierte en una gran noticia; aunque haya un porcentaje de nuestra sensibilidad que aparentemente escapa a nuestra capacidad de influencia (componente genético), contamos con un gran porcentaje que depende de factores ambientales, los cuales sí podemos aprender a moldear en nuestro beneficio.
LA IMPORTANCIA DE TOMAR CONSCIENCIA
Descubrir una posible explicación a cosas que te pasan y que no lograbas entender, inicialmente aporta tranquilidad y genera un cierto alivio. Sin embargo, aunque la toma de consciencia es el primer paso necesario para poder experimentar la vida de manera diferente, no es el único paso por el que necesitaremos transitar para que nuestra existencia tome el rumbo que deseamos. Para la mayoría de las personas suele ser algo muy parecido a lo que podríamos etiquetar como «vivir en paz».
¿Y AHORA QUÉ HAGO?
Al descubrir la existencia de la alta sensibilidad como un rasgo que forma parte de nuestra personalidad, se nos brinda la oportunidad de abrir una ventana al conocimiento y al crecimiento personal. Será nuestra elección abrirla o cerrarla.
Este camino lleva implícito transitar por las distintas fases de un proceso de duelo: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Es importante resaltar que no se dan necesariamente en este orden y, a veces, saltamos de una a otra en varias ocasiones hasta llegar a la fase de aceptación auténtica y profunda de quienes somos. Además, dependerá mucho de la experiencia vital previa de cada persona (contexto familiar, social, etc.).
RENUNCIAR A LO «VIEJO» A ABRAZAR LO «NUEVO»
Si acabas de descubrir que eres una PAS, la primera decisión a la que debes enfrentarte consiste en preguntarte: ¿quiero aprovechar la oportunidad y aprender de ello, o me acomodo en mi «sillón» porque ya tengo una explicación que justifica lo que me pasa? Aceptar el reto de abrir la ventana implica renunciar a seguir luchando por ser una persona a las que parece que nada les afecta.
FASE DE NEGACIÓN
Muchas personas altamente sensibles, cuando aún no saben que lo son, dan vueltas y vueltas queriendo convertirse en alguien que es capaz de no sentirse tan afectado por el contexto en el que viven (personas cercanas, ámbito laboral, problemas sociales, etc.). Luchan por intentar dejar de ser tan sensibles y poder armarse una coraza que las mantenga a salvo. En esos momentos vivimos en una constante fase de negación de quiénes somos. Esto generalmente va a acompañado de momentos con altos niveles de sufrimiento, y todo se convierte en un «quiero y no puedo».
Cuando descubrimos que somos una persona con alta sensibilidad, rozamos con la punta de los dedos el inicio de la fase de aceptación. Sin embargo, para llegar a asentarnos en ella aún viviremos algunas idas y venidas en relación a nosotros mismos.
FASE DE IRA
Suele enfadarnos tener que ser justamente nosotros los que tengamos que asumir el proceso de conocernos en profundidad para poder adaptarnos al contexto en el que vivimos de manera saludable. Sobre todo, porque lo que vemos fuera lo interpretamos como puro caos y carente de sensibilidad, amor, respeto, etc. Son momentos en los que nos enfada muchísimo tener que ser nosotros los que hagamos el esfuerzo de reubicar nuestra sensibilidad en un mundo duro y carente de ella, cuando la mayoría de las personas viven ajenas a todo esto. Cuando nos sentimos de esta manera, nos encontramos en plena fase de ira. Sentimos la injusticia en estado puro. Este enfado nos da fuerzas para seguir «sobreviviendo» aunque, a largo plazo, se vuelve en nuestra contra.
FASE DE NEGOCIACIÓN
En los momentos de desesperación, cuando sentimos que nuestras fuerzas flaquean y que no conseguiremos encontrar nuestro hueco en este mundo, solemos entrar en fase de negociación. Es decir, suplicamos que de alguna manera nos llegue algún alivio desde fuera. Estamos dispuestos a asumir algo de lo que somos, pero creemos que lo justo sería que los demás y el mundo exterior dieran un paso al frente para facilitarnos el reencuentro.
FASE DE DEPRESIÓN
Cuando vemos que a pesar de nuestros esfuerzos esto no sucede y que seguimos sintiéndonos desubicados en este mundo, puede que entremos en un periodo en el que nos movamos entre la ira y la negociación sucesivamente, hasta que de puro agotamiento, conectemos con nuestra desesperanza y desilusión, y entremos en la fase de depresión. En estos momentos, solemos sentir una intensa indefensión ante lo que nos rodea y nuestra capacidad para poder adaptarnos a ello y ser felices. Son momentos que nos llevan muy dentro de nosotros y que cumplen la función de hacernos poner el foco únicamente en nuestro interior. Desde ahí, podremos reconstruirnos, abandonando lo que ya no nos sirve y utilizando materiales nuevos para llevar con nosotros en adelante. Muy probablemente, necesitaremos aprender nuevas herramientas y actitudes que nos hagan disfrutar de nuestra sensibilidad, nos ayuden a gestionar los retos que supone y nos liberen del posible daño experimentado antes de nuestro gran descubrimiento.
FASE DE ACEPTACIÓN
Finalmente, como resultado natural de transitar por este intenso viaje de toma de consciencia personal, florece la fase de aceptación. Previamente, tendremos que habernos sumergido en el conocimiento del rasgo (leyendo, investigando, consultando con profesionales, viendo vídeos, etc.) para poder entenderlo y reconocer cómo se manifiesta en nuestra persona. Además, habrá sido necesario el aprendizaje de herramientas de gestión personal para acercarnos algo más a nuestra ansiada paz. Sabremos que estamos en fase de aceptación porque la lucha ya habrá cesado dentro de nosotros. Nos reconocemos, nos respetamos, nos cuidamos y, al mismo tiempo, respetamos a aquellos que no sienten la vida con la misma intensidad que nosotros. Abandonamos la idea de separación entre unos y otros, apreciamos y valoramos lo que unos y otros podemos aportar a este mundo, sintiéndonos un equipo. Nos sentimos afortunados por ser quien somos y la experiencia vivida, y agradecemos que nuestra sensibilidad haya sido el vehículo que nos ha facilitado hacer nuestro viaje interior. Nos reconciliamos con el mundo y vivimos en paz. Celebramos la vida y la diversidad. Hacemos lo mejor que podemos con lo que tenemos.
SENTIRTE UNA PAS LIBERADA Y EN PAZ CONTIGO MISMA
En el fondo, da igual la etiqueta con la que nos identifiquemos para decir quiénes somos. Lo importante es lo que hacemos con ella. Si la utilizamos para conocernos y crecer desde dentro, siempre nos acercará a la felicidad y sumará de manera positiva al mundo en el que vivimos. Por el contrario, si utilizamos la etiqueta para crear distancia y separación del resto del mundo, estaremos cogiendo el camino equivocado, pues sólo conseguiremos agrandar un abismo entre nosotros y el mundo, que alimentará la sensación de vacío y de desconexión con la vida.
Por tanto, pongamos el foco en lo que nos une, y no en lo que nos separa. Asumamos la responsabilidad de lo que sí está en nuestras manos; que justamente somos nosotros mismos. Cuidemos de nuestra ecología interna para poder alcanzar la ecología externa, contribuyendo a crear un mundo mejor para todas las personas que habitamos este maravilloso planeta.
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Para ponerte en contacto con otras PAS, te recomiendo que te pongas en contacto con la Asociación de Personas con Alta Sensibilidad de España (APASE).